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martes, 2 de marzo de 2010

A g r i c u l t u r a.

Es la labranza o cultivo de la tierra, es el arte de cultivar la tierra. Todo esto debe complementarse con una serie de actividades que van desde la adquisición de los insumos y el uso adecuado de estos hasta la comercialización de los productos obtenidos. Como se observa en estos tres dibujos donde están ilustradas las principales causas que determinan el fracaso económico de los agricultores ineficientes. Ellos fracasan porque compran mal, producen mal, administran mal y venden mal; y consecuentemente sus costos de producción son muy altos y sus precios de venta son muy bajos. Es aquí, en estas tres etapas, en las fincas, en las comunidades y en los mercados rurales, donde los agricultores deben concentrar sus esfuerzos para corregir estas ineficiencias que son "corregibles" por ellos mismos, en vez de perder tiempo con "tractorazos y camionazos" para protestar contra la falta de rentabilidad en la agricultura.


Si los agricultores estuviesen organizados para trabajar bajo los principios de la cooperación, podrían reemplazar los procedimientos inadecuados que están ilustrados a la izquierda en el dibujo de arriba  por los procedimientos más convenientes indicados en el dibujo de la izquierda abajo. La desconfianza y la falta de espíritu cooperativo hacen que, inconscientemente, los agricultores sean los mayores enemigos de ellos mismos. Estas actitudes individualistas no se corrigen con decisiones políticas, sino que con una adecuada formación y capacitación proporcionada por profesores y extensionistas competentes.

Si los agricultores supiesen utilizar plena y racionalmente los recursos que ya poseen y si supiesen adoptar tecnologías de bajo costo que no requieren de insumos externos, podrían transformar la decadencia productiva del dibujo del centro arriba por la prosperidad ilustrada en el dibujo del centro abajo. Para hacer dicha transformación se requiere, muchísimo más, de conocimientos que de créditos y subsidios. Los agricultores no logran hacer esta profunda modificación no por falta de insumos de alto rendimiento o de grandes inversiones, sino que debido a la insuficiente e inadecuada formación y capacitación  de los extensionistas y de las familias rurales. Como se ve, las soluciones para muchos problemas de los agricultores no necesariamente hay que buscarlas en el Congreso Nacional, en el Banco Agrícola , en el FMI o en el Banco Mundial, sino que en nuestro inadecuado y disfuncional sistema de educación rural.

Si los agricultores estuviesen capacitados y organizados, la abundante mano de obra familiar podría incorporar valor a sus cosechas y disminuir los excesivos eslabones de las cadenas de intermediación. Haciendo lo indicado en este dibujo de la derecha abajo, los propios agricultores podrían “adueñarse” de las ganancias que, en el dibujo de la derecha arriba, van a los intermediarios. Si lo hiciesen, estarian trabajando en pro de ellos mismos y no en contra, tal como suelen hacer en la actualidad. Resumiendo, si los agricultores adoptasen las medidas correctivas indicadas en los  tres dibujos abajo, gran parte de sus problemas estarian resueltos, sin necesidad de que los gobiernos les proporcionasen recursos adicionales a los que ellos ya poseen. Estas medidas, más endógenas que exógenas, además de factibles son muy eficaces en la solución de los problemas más inmediatos de los productores rurales.





En la página http://www.polanlacki.com.br/ están disponibles textos que demuestran lo mucho que pueden hacer los propios profesores y extensionistas para corregir estas debilidades, aunque no cuenten con recursos adicionales a los que ya están disponibles.






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